miércoles, 14 de noviembre de 2012

Los tres peregrinos en la silva curiosa

 
 
 
Es Julio (o Julián) de Medrano uno de los escritores olvidados de la literatura española que tocó el tema fantástico, en su caso en fechas tan tempranas como el 1583. Este es el año de la publicación en París de su libro Silva curiosa de Julián de Medrano, cavallero navarro: en que se tratan diversas cosas sotilíssimas, y curiosas, mui convenientes para Damas, y Cavalleros, en toda conversatión virtuosa, y honesta. Dirigida a la muy Alta y Sereníssima Reyna de Navarra su señora. Por los datos que da en sus obras se supone que era un caballero navarro expatriado en la corte de Margarita de Valois.

Su libro pertenece al género de la miscelánea, y es auténtico cajón de sastre en donde se agrupan refranes, chistes, poemas (en varios idiomas) y textos narrativos de cierta extensión, con pretensiones autobiográficas.

Es al final de libro donde se encuentra la historia de los tres peregrinos al Santiago. Los protagonistas son el narrador en primera persona, que se identifica con el autor; y otros dos peregrinos, un francés  y un alemán.  Como en el caso del texto autobiográfico de Torres Villarroel ya comentado (única entrada bajo la etiqueta Siglo XVIII) el relato se presenta con pretensiones de veracidad, aunque la verdad que desafía la credulidad más cándida, mucho más que el relato del astrólogo salmantino.

Para mi ha sido una sorpresa encontrarme un texto de esta calidad y antigüedad cuyo nucleo argumental gira en torno a una maldición de ultratumba y a la magia negra en sus más variadas formas.

El escenario principal es una perdida ermita, en las cercanias del Puerto de mala ventura, (nombre por el cual ya no es posible reconocer ningún lugar en la actualidad) en Asturias, en zona boscosa habitada por campesinos ignorantes y belicosos. En la ermita nuestros tres peregrinos va a encontrar a los otros dos actores principales del drama: un bondadoso ermitaño, y su fámulo, un enano giboso de largas barbas y malas intenciones, ducho en las artes ocultas. Este criado es sin duda el personaje que aporta la sal y la pimienta al relato, siendo un auténtico catalizador de las varias peripecias que van a aquejar a nuestros valientes héroes.

El relato fluye fácil, narrado sin primores ni retóricas, lo cual es de agradecer; su decurso se interrumpe por breves relatos intercalados, algunos interesantes, otros quizás no tanto, pero siempre relativos al tema o a los personajes; le perdonaremos sus excursiones a nuestro navarro si recordamos que veinte años después Cervantes incurrió en el mismo defecto en la primera parte de su obra magna.

La imaginación de Medrano es magnífica; o bien sabía mucho de hechicería, lo cual también es posible. En cualquier caso, es un relato insólito, un ejemplo magnífico de que tesoros puede encerrar la literatura española en sus esquinas más recónditas.

Es posible leerlo en internet.  En concreto aquí: http://archive.org/details/lasilvacuriosa00osungoog
La Universidad de Michigan conserva un libro del siglo XIX español: el tomo X del "Refranero General Español" de José María Sbarbi en donde se incorpora como único contenido del volumen la "Silva curiosa", por su importancia lexicográfica.

El relato comienza en la página 188 del volumen de Sbarbi; ahí donde dice: "Pues que hemos entrado tan adelante en la tierra y discurso del reino de Galicia..." Ahí comienzan las aventuras del cuitado alemán (una aparición más del eterno tema faústico) y el malvado, aunque a la vez cariñoso, jorobado nigromante.



El peregrino a Santiago como símbolo esotérico de búsqueda de la iluminación.
Grabado algo más antiguo, en unos cien años, que el relato que nos ocupa.


Seguidores